Me llamo Javier, y este homenaje es para mi abuelo Rafael.
Mi abuelo se fue al servicio militar siendo un chico.
Cuando volvió, era otro.
No lo decía abiertamente.
No contaba historias ni entraba en detalles.
Pero todos lo notábamos.
Volvió más serio,
más callado,
con una forma distinta de mirar las cosas.
En casa nunca habló de lo que vivió allí.
Si alguien preguntaba, cambiaba de tema.
Y con los años entendimos que ese silencio también decía mucho.
No fue un abuelo frío.
Fue un abuelo presente, trabajador, responsable.
Pero había partes de su vida que se quedaron guardadas
y que nunca salieron en voz alta.
Crecí viendo ese silencio como algo normal.
Hoy sé que también forma parte de su historia.
De lo que le tocó vivir
y de cómo aprendió a seguir adelante.
Este homenaje es para mi abuelo Rafael,
porque no todas las historias se cuentan con palabras,
y aun así, marcan a toda una familia.
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