Todo comenzó hace unos cinco años, una tarde tranquila de puente. Aburrida en casa, decidí buscar el nombre de mi abuelo paterno en una página de genealogía. Lo que parecía una simple curiosidad se convirtió en un viaje fascinante: encontré coincidencias, me adentré en la investigación… y desde entonces no he podido parar.

Poco a poco fui construyendo mi propio árbol genealógico, que hoy abarca siete generaciones completas en las cuatro ramas familiares de mis abuelos, y en algunos casos he llegado a documentar hasta 22 generaciones. En este camino he realizado dos cursos especializados en genealogía, nobleza e heráldica, que me han permitido profundizar aún más en esta pasión.

Para mí, la genealogía es mucho más que nombres y fechas: es acercarse a la vida de quienes nos precedieron, comprender sus esfuerzos, sus sueños y su manera de pensar. Es descubrir que, además de bienes materiales, también heredamos emociones, formas de ver el mundo e incluso huellas invisibles de lo que vivieron nuestros antepasados.

Cada hallazgo trae consigo una emoción única: esa sensación de estar más cerca de quienes ya no están, de comprender un poco mejor quiénes somos y de valorar el legado que recibimos. Es un viaje que engancha, porque cada respuesta abre la puerta a nuevas preguntas.

Hoy quiero compartir esta pasión contigo, a través de este espacio en el que encontrarás recursos, reflexiones y también la posibilidad de acompañarte en tu propia búsqueda de raíces.