María nació en Barcelona en 1907, en una familia marcada por los contrastes: su padre era diplomático y su madre, una mujer humilde.
Creció entre dos mundos, pero con una misma fuerza: la de salir adelante.
En 1932 se casó con Alfredo, y cuatro años después, la guerra cambió sus vidas.
Con su bebé de un año huyeron a Valencia, buscando refugio entre el caos y el miedo.
Allí, Alfredo enfermó repentinamente. Murió con solo 28 años, dejando a María sola con su hijo en brazos.
En 1939, con lo puesto, partió junto a su madre y su pequeño rumbo a Marsella y luego a Buenos Aires, a bordo del buque Campana.
Nunca regresó a su tierra, pero logró reconstruir su vida lejos de casa.
Su nieta cuenta que la mujer que conoció era frágil, pero seguía de pie.
El bebé que llevó en brazos durante el exilio… era su padre.
A quienes cruzaron mares y nunca olvidaron sus raíces.
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