Durante el servicio militar, su bisabuelo envió a su bisabuela una fotografía en la que aparecía vestido con el uniforme.
En el reverso, escribió con letra firme:
“Recibirás este retrato de tu enamorado, que está muy firme en su palabra y nunca te olvidará.”
Aquel retrato viajó con ella durante toda su vida, guardado en una caja de madera junto a otras cartas y pequeños recuerdos.
Hoy, esa fotografía sigue siendo uno de los objetos más valiosos de la familia: una promesa que sobrevivió al tiempo, a la distancia y a todo lo que vino después.
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