
Cuando revisamos padrones, censos o registros parroquiales de siglos pasados, es frecuente encontrar nombres acompañados de términos como criado, mancebo o sirvienta. Estas palabras, que hoy pueden parecer despectivas o confusas, tenían en realidad un significado muy concreto dentro del contexto social y económico de la época.
🏠 No eran familiares, pero vivían en la misma casa
En los siglos XVIII y XIX, e incluso en buena parte del XX, era habitual que las familias con ciertos recursos contaran con personas empleadas en tareas domésticas o agrícolas.
Estos trabajadores, muchas veces jóvenes, vivían en la misma casa que sus patrones o maestros, y por eso aparecen registrados junto a ellos en los padrones o censos.
A diferencia de los miembros de la familia, no existía un vínculo de parentesco, sino una relación laboral o de aprendizaje.
👩🍳 Criados y sirvientas: el servicio doméstico
El término criado (y su equivalente femenino sirvienta) hacía referencia a quienes trabajaban en tareas del hogar: limpieza, cocina, cuidado de niños o asistencia a los amos de la casa.
En las ciudades, era habitual que las familias acomodadas tuvieran uno o varios criados; en los pueblos, el servicio doméstico solía combinarse con labores agrícolas o ganaderas.
Algunos de estos trabajadores permanecían años en el mismo hogar, llegando a ser casi parte de la familia, aunque siempre manteniendo una posición subordinada.
🔧 Mancebos: aprendices y ayudantes
El término mancebo designaba a jóvenes —por lo general varones— que trabajaban como aprendices o ayudantes en oficios artesanales, comercios o talleres.
Eran personas en formación, que vivían con el maestro mientras aprendían el oficio. En los censos, podían aparecer registrados bajo la categoría “mancebo” junto al nombre del artesano o comerciante.
Estos puestos eran una forma común de acceso al mundo laboral y una etapa previa a la independencia económica.
📜 Cómo aparecen en los padrones y censos
En los documentos antiguos, estos trabajadores solían figurar después de los miembros de la familia principal, a veces acompañados por la indicación de su edad, procedencia y ocupación.
Por ejemplo:
Juan Pérez, cabeza de familia, 45 años
María López, esposa, 42 años
Antonia García, criada, 20 años
O bien:
Pedro Sánchez, maestro zapatero
José Martín, mancebo, 17 años
Estos detalles son muy útiles para interpretar correctamente la composición del hogar y no confundir a los trabajadores con familiares.
🧭 Su valor en la investigación genealógica
Comprender el significado de estos términos resulta fundamental en genealogía.
Saber identificar a criados o mancebos en un registro nos permite distinguir entre familiares y no familiares, y también reconstruir la vida cotidiana de la época: cómo se organizaban las casas, los oficios y las relaciones sociales.
Además, en ocasiones, estos trabajadores dejaron huella en otros documentos: contratos de servicio, testamentos o incluso partidas sacramentales en las parroquias donde vivían y trabajaban.
🕯️ Un reflejo del pasado
Lejos de ser simples anotaciones, los términos criado, mancebo o sirvienta son una ventana a la historia social.
Nos muestran una sociedad jerarquizada, donde el trabajo y el aprendizaje convivían bajo el mismo techo, y donde cada nombre escrito en tinta guardaba una historia por descubrir.
👉 En genealogía, cada detalle cuenta.
Y entender el papel de estas figuras nos acerca un poco más a la vida real de nuestros antepasados.
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